En verano, los postres fríos se convierten en los aliados perfectos. Helados, macedonias y tartas invaden las neveras con un objetivo concreto: combatir el calor. Hoy te proponemos una receta fría de tarta de queso con arándanos a la que no podrás resistirte.
Origen de la tarta de queso
La tarta de queso es uno de los postres de mayor renombre en la gastronomía actual. Sin embargo, se trata de una receta con más de 4.000 años de edad que ha sufrido modificaciones a lo largo de la historia.
Las estimaciones de los historiadores datan el nacimiento de la tarta de queso en la Antigua Grecia, concretamente en la isla de Samos, muy cerca de la costa de Turquía.
Dado su alto poder calórico y energético, era utilizado como alimento de refuerzo para los deportistas de élite que participaron en los primeros Juegos Olímpicos, allá por el 776 a.C.
Aun así, no fue hasta el 230 d.C hasta que se obtuvieron las primeras referencias en torno al cheesecake. Fue quizá el escritor Ateneo, la primera persona en evidenciar este famoso postre.
Por aquel entonces, la elaboración de esta receta era muy sencilla. Los antiguos griegos utilizaban una cacerola de cobre recubierta con miel y harina donde trituraban el queso.
A raíz de la conquista romana, los integrantes de la Península Itálica adoptaron la receta como parte de su cultura gastronómica, modificando e incluyendo métodos de elaboración personalizados. Fue rebautizada como libuma.
Con los años, la tarta de queso ha ido adaptándose a los nuevos tiempos, gustos e ingredientes. Sin embargo, nunca ha perdido la esencia láctea y cremosa que le caracteriza.
Ingredientes
Si eres un amante de la repostería, no podrás resistirte a preparar en familia esta deliciosa receta. Esto es todo lo que necesitarás:
Para la base:
- 200 gr de galletas.
- 115 gr de mantequilla.
- 2 cucharadas de extracto de vainilla.
Para el relleno:
- 500 gr de queso crema.
- 400 gr de azúcar.
- 60 gr de harina.
- 16 gr de polvos de hornear.
- 4 huevos.
- 250 ml de nata líquida para montar.
Para la cobertura:
- 300 gr de arándanos.
- 70 gr de azúcar.
- Zumo de limón.
Tarta de queso: método clásico de elaboración

El primer paso es preparar la base y para ello, hay que machacar las galletas. Recomendamos introducirlas en una bolsa hermética y aplastarlas con la ayuda de un rodillo.
Una vez desmigadas las galletas, mezclar con la mantequilla y el extracto de vainilla. Cuando esté listo, cubrir la base del molde con una cuchara de madera. Atemperar en la nevera y precalentar el horno a 190ºC.
* Consejo: engrasar el molde con un poco de mantequilla o spray desmoldante para que a la hora de retirarlo no se pegue.
En siguiente instancia, batir suavemente las yemas de los huevos en un bol de acero inoxidable junto con el azúcar. En otro recipiente, montar las claras e incorporar a la mezcla anterior.
Cuando se consiga una pasta homogénea, incluir la nata líquida lentamente junto con el queso crema, la levadura, la harina y un poco más de azúcar.
Mezclar bien hasta que quede esponjoso y suave. Este paso es muy importante para eliminar los posibles grumos.
Después, verter el relleno en el molde e introducir en el horno a 170ºC durante unos 50 minutos aproximadamente. Transcurrido ese tiempo, esperar a que se enfríe a temperatura ambiente.
Mientras el relleno se atempera, el siguiente paso es elaborar la cobertura. Para conseguir la textura de mermelada, poner a hervir los arándanos en un cazo junto con el jugo de limón y el azúcar. Después, remover hasta que adquiera la consistencia y reservar.
Por último, verter la cobertura por encima de la tarta e introducir en la nevera durante mínimo 6 horas. Cuando el cronómetro llegue a cero, la tarta de queso estará lista para servir. ¡Buen provecho!
Ácido y dulce, el placer de un buen maridaje
Hoy en día, el maridaje perfecto es muy relativo, se pueden efectuar diferentes combinaciones en función del tipo de alimento, el método de elaboración y sobre todo, del gusto de los comensales.
En este caso, para disfrutar de un momento dulce de la mejor forma, hemos elegido un vino muy especial: Raíz Rosado. Su increíble acidez y aromas a frutos rojos acompañarán de la mejor forma el dulzor del cheesecake y refrescará tus papilas.
Este fin de semana, prepara en familia este sencillo postre casero y acompáñalo con nuestro vino del verano.