Las torrijas son y siempre serán el postre predilecto en Semana Santa. Un dulce que lleva años inmerso en nuestras cocinas y cuya receta original ha sufrido pequeñas variaciones con el paso de los años. Si te gustan las torrijas y te gusta el vino, esta fusión te hará perder el sentido. ¡Así puedes preparar la versión tradicional!
Torrijas y vino, una relación con historia
En España, los primeros vestigios de torrijas tal y como las conocemos actualmente, tienen su origen en el siglo XV. Por aquel entonces, no tenían vinculación oficial con la celebración religiosa de Semana Santa.
Al parecer, estos dulces se servían acompañados de una copa de vino y se utilizaban como método de alivio para las embarazadas al dar a luz y contribuir a su recuperación lo antes posible.
Este alimento se asocia a épocas de dificultades económicas al tratarse de un postre calórico que aportaba la energía suficiente para soportar largas jornadas de trabajo.
Con el tiempo, fueron adquiriendo connotaciones religiosas. Según queda reflejado en la Biblia, el pan representa el cuerpo y el vino la sangre de Cristo. Por tanto, la receta original elaborada a partir de estos dos productos vincula el postre con la figura divina de la cristiandad.
Conforme avanzaron los años, las torrijas se fueron instaurando en la sociedad, perdiendo la vinculación religiosa y haciéndose habituales tanto en los hogares como en cualquier restaurante.
Ingredientes

Estos días de Cuaresma, las torrijas son el antojo de cualquier persona con gusto por el dulce. Si estás pensando en prepararlas, estos son los ingredientes que vas a necesitar. ¡Manos a la obra!
Para las torrijas:
- 1 barra de pan duro (preferentemente candeal).
- 3 huevos
- Azúcar.
- Canela en polvo.
- Aceite de girasol.
Para el almíbar:
- 750 mililitros de vino tinto.
- 400 mililitros de agua.
- Azúcar.
- 1 rama de canela.
- Piel de naranja.
Cómo preparar torrijas al vino
1º paso: infusión de vino
El primer paso para obtener unas torrijas jugosas y de sabor intenso es preparar una infusión de vino. Para ello, hay que añadir los 750 mililitros de vino a una olla, junto con el agua, la piel de naranja, la rama de canela y 200 gramos de azúcar.
Después, llevar la mezcla a ebullición durante unos 4 – 5 minutos. Pasado ese tiempo, apartar del fuego y dejar reposar durante toda la noche a temperatura ambiente. Reservar para más adelante.
2º paso: fritura de torrijas
Un paso muy importante a la hora de preparar torrijas es cortar las rebanadas no muy gruesas (2 centímetros aproximadamente). Una vez listo, en un plato hondo hay que batir los huevos y en otro verter parte de la infusión del vino.
Acto seguido, embadurnar las rebanadas por ambos lados. Primero por la infusión del vino y después por el huevo batido. Es importante que las rebanadas estén húmedas, no empapadas.
Durante este proceso, poner a calentar aceite en una sartén. Después, añadir el pan y freír las rebanadas. Recuerda no incorporar muchas rebanadas al mismo tiempo.
Cuando las rebanadas estén doradas por ambos lados, retirar del fuego y dejarlas reposar sobre un plato con un par de hojas de papel de cocina para que expulsen el exceso de aceite.
3º paso: almíbar
La infusión de vino sobrante sirve para elaborar un delicioso almíbar. Para prepararlo, hay que añadir otros 200 gramos de azúcar y dejar hervir durante unos 15 minutos aproximadamente.
Cuando el líquido empiece a espesar, retirar del fuego y dejar reposar otros 10 minutos. En ese tiempo, el almíbar adquirirá la textura melosa que lo caracteriza y estará listo para verterlo sobre las torrijas.
4º paso: presentación final
Para finalizar, el último paso es mezclar en un plato hondo 200 gramos de azúcar y 2 cucharadas de canela en polvo. En siguiente instancia, pasar una a una todas las rebanadas de pan para que se unten bien.
Una vez estén todas las torrijas recubiertas de azúcar, verter el almíbar por encima y dejar que repose durante unas horas.
Se pueden servir a temperatura ambiente o frías, acompañadas de fruta o de helado… Las posibilidades de este postre son infinitas y la creatividad de los chef admite todo tipo de variaciones. ¡Atrévete a probar!
Al vino… ¡vino! Un maridaje afrutado

Tal y como manda la tradición proveniente del siglo XX, las torrijas se acompañan de un vaso (o chato) de vino. Un maridaje que unifica el amargor propio de los tintos con la sensación dulce del postre.
Desde Bodegas Raíz de Guzmán proponemos Raíz Reserva, un vino cuyas características (estructura, cremosidad y taninos bien integrados) convergen a la perfección con las del famoso postre de Cuaresma.