El factor determinante para que un vino tinto D.O. Ribera del Duero se catalogue como crianza son sus 24 meses de envejecimiento, con un mínimo de 12 de ellos en barrica y el resto, en botella. Raíz de Guzmán Crianza incrementa ese periodo a 30 meses, 15 en barrica y 15 en botella. Como resultado, hablamos de un vino graso y untuoso, con aromas elegantes y gran personalidad.
Estas características han alzado Raíz Crianza como ganador de numerosos premios en ferias de prestigio internacional. El último de ellos ha sido el Zarcillo de Oro en el Concurso Internacional de Vino Zarcillo 2018.
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1. La importancia del equilibrio: crianza en barrica y botella
En función de su envejecimiento, los vinos Ribera del Duero se clasifican en jóvenes, robles, crianzas, reservas o grandes reservas. La diferencia entre ellos es que los jóvenes se embotellan justo después de pasar las fermentaciones, mientras que, de roble en adelante, es obligatorio que pasen una fase de envejecimiento en barrica.
En Bodegas Raíz de Guzmán, todos los vinos tintos envejecen en barrica. En función de la duración de ese periodo, hablaremos de vinos robles, crianzas y reservas.
Para que un vino sea considerado crianza en la Denominación de Origen Ribera del Duero, tiene que haber sido sometido a una crianza mínima de 12 meses en barrica y comercializarse a partir de octubre del segundo año tras la vendimia.
En el caso de Raíz de Guzmán Crianza, un vino elaborado a base de uva 100% tempranillo, como todos los Raíz de Guzmán, permanece 15 meses en barrica y otros 15 en botella antes de salir al mercado. En ese tiempo, adquiere complejidad y desarrolla su verdadera personalidad.
El envejecimiento de Raíz de Guzmán Crianza en barrica, 90% de roble francés y 10% de roble americano, fomenta un proceso de transformación físico y químico del producto que influye tanto en los aromas como en los sabores. Esto se produce gracias a la microoxigenación, que causa un efecto positivo a nivel aromático y estabiliza el color.
Una vez finalizado el proceso de crianza en barrica, Raíz de Guzmán Crianza descansa otros 15 meses en botella antes de ser etiquetado. La ausencia total del oxígeno durante el proceso de envejecimiento en botella permite conservar y proteger sus aromas y matices e impulsar su estabilización.
La exposición a todas estas fases da lugar a un vino intenso, de color rojo granate con ribete oscuro picota, limpio y brillante, con gran largura y buena acidez, sabor a frutos rojos y con tonos mentolados y ahumados que surgen en la vía retronasal.
Raíz de Guzmán Crianza se caracteriza por sus aromas balsámicos y torrefactos, hojarasca, especias, frutas salvajes (moras y frambuesas) y natas.
2. Propiedades que aporta la crianza al vino
La permanencia del vino en barrica de roble (fase oxidativa) le aporta una serie de características que son muy beneficiosas para los tintos y también para algunos blancos. Esto es consecuencia de la microoxigenación a través de los poros de la madera, consiguiendo:
- Taninos más suaves. Un vino con buenos taninos se describe como sólido, consistente y bien estructurado, gracias a la correcta maduración, los aportes de la madera y la utilización de una materia prima de calidad.
- Aromas propios de la madera. Las barricas de roble francés aportan aromas más especiados, a diferencia de las de roble americano que tienden más hacia los aromas dulces, como el coco rallado. Un 90% de las barricas en las que envejece Raíz de Guzmán Crianza son de roble francés y el 10% restante, de roble americano.
El envejecimiento en botella (fase reductora) es el momento en el que los vinos se estabilizan, se afinan y adquieren elegancia y complejidad.
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