
Raíz Profunda en la bodega de Coque.
El martes, en Restaurante Coque, hubo una cata de vinos Raíz de Guzmán guiada por el sumiller del local, Rafael Sandoval, y el enólogo Ignacio Figueroa. Se probaron tres vinos totalmente distintos pero con una característica común: todos proceden de uvas cultivadas en el mismo viñedo. Se trata de Raíz Voy Olé, Raíz de Guzmán Rosado y Raíz Profunda. Sobre este último, Sandoval afirmó: «Enhorabuena, porque esto es una obra de arte».
«Este vino te transmite la Ribera del Duero, el entorno, el suelo, el canto rodado e incluso la gente que vive alrededor».
«Los vinos son consecuencia del lugar en el que habitan. Cuando catas Profunda estás bebiendo el paisaje, la familia, el suelo», dijo sobre el vino de autor de Raíz. «Este vino te transmite la Ribera del Duero, el entorno, el suelo, el canto rodado, e incluso la gente que vive alrededor», agregó.

Bodega del Restaurante Coque, que acogió la cata de Raíz.
«No tiene fruto negro, todo es fruto rojo confitado. Tiene untuosidad. Con estos vinos no hacen falta ni sumilleres», opina el experto, que recibió el Premio Nacional de Gastronomía 2017.
«Estamos delante de un gran vino, que tiene un gran presente y un buen futuro».
Sandoval puntualizó: «Digo esto porque lo pienso de verdad. Estamos delante de un gran vino, que tiene un gran presente y un buen futuro. Va a aguantar en un estado de plenitud». A su modo de ver, «es interesante, elegante y con muchas connotaciones». Además, destacó la labor de Figueroa: «El vino se hace desde la tierra, en la forma de cultivar la vid. Ignacio trabaja en el campo, y eso se nota».
La mejor uva de la Ribera del Duero
Uno de los secretos de la excepcionalidad de Raíz Profunda es una materia prima de altísima calidad: la mejor uva tempranillo de la Ribera del Duero. Proviene de cepas que tienen de 30 a 40 años, ubicadas en un viñedo situado en las zonas más altas de la denominación de origen.
El enólogo explicó que conseguir que la planta brotara fue muy complicado y que es precisamente eso lo que hace que la fruta y los vinos que se elaboran con ella sean tan especiales: «Hay un metro de profundidad de suelo de piedras de río y arena. La viña tuvo que atravesarlo para llegar a la tierra».
Los profesionales de Bodegas Raíz de Guzmán ayudaron a la planta hasta que se asentó: «Normalmente, una planta tarda unos tres años en vegetar. Esta tardó seis». De ese esfuerzo de la vid para atravesar la barrera natural proviene el nombre de Profunda.
«Cuando vegetó, daba racimos que cabían en la palma de la mano», contó Figueroa a los asistentes. La mineralidad que se puede percibir en Raíz Profunda proviene de los cantos rodados de la tierra: «Los viñedos cascajosos nos dan densidad y la altitud, verticalidad y frescura».
Raíz Profunda 2014 tiene 25 meses de crianza en barricas nuevas de roble francés. «Esta vez, hemos añadido un poco de roble americano, que aporta aromas a coco y da dulzor». Como resultado, el vino es estructurado, equilibrado, tiene centro de boca y largura.
Una uva, tres vinos, tres personalidades
Las mismas uvas con las que se elabora Raíz Profunda se emplean también para crear Raíz de Guzmán Rosado y Raíz Voy Olé. Son tres vinos totalmente diferentes, con tres personalidades dispares, pero que comparten la gran calidad que proviene de la materia prima y de sus exhaustivos métodos de elaboración.
Raíz Voy Olé es un vino sin barrica, una explosión de fruta que, al mismo tiempo, tiene equilibrio y estructura. Raíz de Guzmán Rosado se elabora con el sangrado de las uvas del Profunda. Tiene cuerpo, como un tinto, y frescor, como un blanco.
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