El corcho es a la botella lo que la lluvia a la nube. Se trata de un material esencial en enología, de hecho sin los tapones de corcho no sería posible embotellar los vinos de forma eficaz y conservar de manera óptima sus características organolépticas.
Concretamente, se utilizan para sellar las botellas, de esta forma se evita que factores externos influyan en su composición, aromas y cualidades personales. Aun así, cabe destacar que existen varias modalidades de corchos en el mercado, cada uno con unas características únicas que funcionan mejor en un tipo de vino u otro.
¿Qué es el corcho?
El corcho se obtiene de la corteza de los alcornoques (Querqus Suber), una variedad de árboles que crecen particularmente en la zona del Mediterráneo Occidental. En este sentido, los principales productores de este material son España, Francia, Portugal, Marruecos, Italia, Argelia y Túnez.
A medida que el árbol crece,engrosa su tronco y expulsa hacia el exterior una capa de madera formada por células muertas y huecas, cuyo interior está constituido por un 90% de gas parecido al aire, aspecto que le proporciona esa característica ligereza.
Además, las paredes de las células muertas están formadas por dos componentes (cerina y suberina) que hacen que el material sea ignífugo y flexible.
Esta capa, también se encarga de proteger al árbol de las agresiones externas propias del clima mediterráneo, tales como las temperaturas extremas, sequías, incendios, etcétera.
Para extraer el corcho, es necesario dejar que el árbol cumpla mínimo 30 años y a partir de ahí se puede cosechar cada 9 – 12 años. Gracias a su altísimo poder regenerador, el ser humano puede extraer la corteza (siguiendo las medidas ambientales adecuadas), sin perjudicar en absoluto a la planta.
Origen del corcho
El corcho es un material que se ha utilizado desde el comienzo de los tiempos. Si bien, para que el hombre empezara a darle el uso que conocemos hoy día en el mundo vitivinícola tuvieron que pasar muchos años.
Los primeros vestigios de su uso datan del año 3.000 a.C en documentos de origen chino, en los que se detalla la utilización del corcho para utensilios de pesca, aunque no fueron los únicos que recurrieron al corcho, en el mundo Clásico también se utilizó este material para fabricar las suelas de los zapatos o para las tapas de las ánforas de barro.
Pero no fue hasta la Edad Media cuando el corcho empezó a cobrar el protagonismo que se merecía. El uso de este material como método para sellar las botellas de vino se le atribuye al monje benedictino Pierre Pérignon, en el siglo XVII.
Pérignon, mientras hacía varios experimentos fue quien descubrió el uso del tapón de corcho, el cual, por aquel entonces tenía forma cónica y no cilíndrica, ya que se introducían en las botellas de forma manual.
Pese a ello, el momento clave para el desarrollo del corcho como método de embotellamiento fue a partir del siglo XVIII. A partir de ahí, vistos los múltiples usos de esta materia prima comenzó a emplearse para un sinfín de utilidades, que van desde el sellado de las botellas hasta la industria textil.
Tipos de corchos
Elasticidad, ligereza e impermeabilidad son los principales atributos por los que el corcho se ha consolidado como el instrumento idóneo para sellar herméticamente las botellas de vino. Aun así, no todos los corchos son iguales, estas son las variedades más extendidas:
Naturales
Este tipo de corcho 100% natural se elabora a partir de la segunda o tercera cosecha de la corteza del alcornoque. Una vez extraída la madera, se deja secar y acto seguido es sometida a un proceso de esterilización para eliminar cualquier microorganismo patógeno.
Los tapones de corcho naturales se suelen usar para vinos que requieran envejecimiento en botella, puesto que la porosidad de la madera resultante otorga la cualidad de oxigenación natural, aspecto clave para una adecuada evolución del producto.
Naturales multipieza
Los tapones de corcho multipieza, como su propio nombre indica, están fabricados a partir de dos o más mitades de corcho natural con una densidad más elevada. El uso de estos corchos está muy generalizado en vinos de gran formato que no necesitan crianza prolongada en botella.
Naturales colmatados
Son un tipo de tapón de corcho que posee poros naturales, llamados lenticelas, rellenos con polvo de corcho y fijados mediante cola de resina y caucho natural, la cual debe ser aprobada por la organización Food and Drug Administration.
Por su parte, el colmatado sirve para mejorar el aspecto del tapón y para mejorar su función. Hay tres variedades distintas de colmatado, cada uno de ellos pensado para un cierto tipo de vino: vinos de crianza, vinos de guarda media y vinos jóvenes.
Técnicos
Se fabrican a base de un cuerpo de corcho aglomerado y con discos de corcho natural incrustados en uno o varios extremos. Este tipo de tapón se considera muy resistente y un estupendo aislante. Protegen el contenido de la oxigenación prematura o de aromas de reducción desagradables y están pensados para vinos que serán consumidos en un breve periodo de tiempo.
Aglomerados
Los tapones aglomerados se fabrican a partir de restos de corchos naturales mediante un proceso de moldeado aglutinado con resinas que permite compactar fácilmente el material. Su uso está muy extendido industrialmente sobre todo en vinos económicos (los cuales suelen beberse antes de los 12 meses), ya que ayudan a reducir los costes de producción.