Un vino suele clasificarse por características como su añada, la denominación de origen a la que pertenece, el tipo de elaboración, la uva, etc. Pero también resulta posible identificar si se trata de un vino de guarda.
Cuando hablamos de vino de guarda, nos referimos a ese vino que por sus características resulta adecuado para su envejecimiento en botella. Generalmente, los vinos de guarda son tintos, aunque también puede haber algunos blancos o aromáticos que admiten una pequeña evolución en botella.
Cómo saber si un vino es de guarda
El vino de guarda, en términos generales, reúne unos requisitos para poder madurar lentamente en una botella. Dichos requisitos suelen estar directamente relacionados con la concentración de polifenoles,el pH, la acidez total, el alcohol, etc.
Existen vinos que recomiendan su consumo al año siguiente de su vendimia o a lo largo del año de su salida al marcado. Pero también hay vinos que, con el paso del tiempo, adquieren nuevos aromas y potencian su calidad. De acuerdo con las normativas de los Consejos Reguladores, podríamos generalizar y afirmar que un vino crianza se puede guardar durante cuatro años, a partir de su salida al mercado; un vino reserva, unos ocho años; y hasta quince años, en el caso de un gran reserva.
¿Puede morir un vino?
Desgraciadamente, sí. Un vino de guarda, con el tiempo, envejece, se oxida y va perdiendo sus aromas frutales mientras desarrolla otros más complejos que aumentan su calidad. Pero si intentas guardar un vino que no posee las cualidades necesarias, termina perdiendo la acidez, responsable de mantener su estructura y, en consecuencia, se transforma en lo que se conoce como vino muerto.
Cómo guardar el vino en casa
En el blog ya te contamos cómo guardar una botella de vino abierta, pero el vino de guarda también exige de una serie de “mimos” que te explicamos a continuación.
La temperatura es uno de los factores más importante a la hora para realizar una buena guarda de vino. El lugar en el que almacenes las botellas, o la bodega particular para los más afortunados, debe tener una temperatura constante que oscile entre los 12-14 grados. También es conveniente buscar la penumbra y, por supuesto, evitar una exposición directa a la luz.
Tampoco hay que olvidar la humedad que debe situarse entre el 70-80% para favorecer la conservación del corcho. Este elemento, en un ambiente más húmedo, se pudriría y en uno más seco, se endurecería.
Aunque pueda parecer obvio, es muy importante no guardar las botellas junto a productos de limpieza, pintura, etc. porque las moléculas pueden contaminar el vino a través del corcho. La buena ventilación asegurará que el vino quede libre de olores.
La posición de las botellas también importa; el vino debe estar en contacto con el corcho para garantizar su sellado y elasticidad. Una vez almacenadas, se recomienda no moverlas y conservarlas tumbadas o con una inclinación del 5% para que el aire del interior se sitúe en el hombro de la botella y el corcho permanezca constantemente mojado e hinchado.
Los Consejos Reguldores no establecen el tiempo obligatorio de guarda en barrica i botella de los vinos. Por esta razon existen los Reglamentos i los pliegos de condiciones de cada D.O.
Interesante para los que no conocemos este capítulo de la conservación del vino embotellado.(ha sido muy instructivo) gracias.