El ser humano tiene la capacidad de percibir connotaciones positivas o negativas en el ambiente. Esto es posible debido a que nuestro cuerpo es receptor de las radiaciones emitidas por otros cuerpos. ¿Quieres saber más sobre la radiestesia? ¡Sigue leyendo!
Etimología de la palabra
Cuando comenzó a utilizarse la radiestesia, recibía el nombre de rabdomancia – del griego «rabdos» (vara) y «mancia» (adivinación)- y su función era detectar vibraciones energéticas en la superficie terrestre y bajo tierra. A quienes la practicaban se les conocía como rabdomantes o zahoríes.
Por su parte, el término radiestesia es un vocablo acuñado por el francés Bouly a principios del siglo XX que deriva de dos de las grandes lenguas indoeuropeas: el latín y el griego.
Si desglosamos la palabra, del latín acoge «radium» que significa radiación y del griego «aisthesis» que significa capacidad de sentir o percibir a través de los órganos de los sentidos.
Intuición y análisis de las radiaciones
Cualquier cosa que nos rodea emite energía o radiaciones a través del movimiento térmico de las partículas. Gracias a la facultad de interpretación, los humanos somos capaces sentir y medir esa vibración gracias a un receptor físico y mental de radiaciones.
De eso precisamente se trata la radiestesia, una herramienta que utiliza la intuición y el análisis de las radiaciones para resolver situaciones específicas.
Es un mecanismo que ha ido evolucionando progresivamente y que se utiliza en múltiples campos. Algunos de ellos son los siguientes:
- Diagnóstico de enfermedades.
- Predicción de estados actuales o futuros de la materia viva.
- Ubicación de puntos de radiación de energía.
- Tratamiento del terreno y optimización de los recursos.
Para ejercer la medición de la energía emitida por los objetos, las personas o el terreno de forma adecuada, los radiestesistas se sirven de dos instrumentos: péndulos, biotensores o varillas radiestésicas.
En algunas ocasiones para cerrar el rango de acierto, estos artilugios se complementan con algunos accesorios, como testigos, esquemas de selección, mapas y planos.
Radiestesia en los viñedos
En el caso de los viñedos, muchos enólogos utilizan la radiestesia o rabdomancia para comprobar los recursos que necesita la cepa, como por ejemplo la cantidad de agua o las necesidades minerales.
Esta técnica puede resultar de gran utilidad para todas aquellas personas que deseen iniciar su andadura en el mundo de la viticultura, puesto que se puede obtener mucha información sobre la calidad de un mineral determinado y la existencia de agua.
La energía del terreno
En este sentido, cabe destacar las palabras de Rafa Sandoval, sumiller del Restaurante Coque en la presentación de Raíz Voy Olé el pasado 11 de junio: «La fuerza que ejerce la tierra es la que manda y es consecuencia de todo lo que nace», «lo más importante es buscar zonas con energía».
De Bodegas Raíz de Guzmán afirmó: «Vuestro caso es muy interesante. El suelo ha sufrido mucho desde que decidisteis embarcaros en este proyecto, pero habéis conseguido un fruto de calidad excepcional«.
El sumiller y copropietario del Restaurante Coque conoce de cerca el desarrollo de nuestras bodegas y en su manifiesto se refería a que la brotación de los viñedos costó algo más de lo esperado.
«Normalmente, este tipo de planta suele vegetar en dos o tres años, a nosotros nos costó el doble». Estas fueron las palabras de Ignacio Figueroa, enólogo de Bodegas Raíz de Guzmán.
Sin embargo, gracias al trabajo duro de nuestro equipo de 9 profesionales altamente cualificados, se consiguió que año tras año el terreno cambiase, transmitiese una energía positiva y se convirtiese en un ambiente idóneo para el desarrollo de nuestras cepas.
Después de todo esto, cabe preguntarse: ¿se necesita alguna aptitud específica para convertirse en un zahorí del siglo XXI? Lo cierto es que no, únicamente hay que tener sensibilidad para intuir y, sobre todo, practicar mucho.