El chocolate siempre ha sido objeto de deseo y placer. Pocas cosas hay mejores que disfrutar de una onza de cacao tras un día agotador, y si a eso le añadimos una copa de nuestro vino favorito, conseguimos el híbrido perfecto.
Todavía hay quien piensa que combinar vino y chocolate no es posible. Si estás en ese grupo, has de saber que una elección y combinación adecuada es capaz de potenciar el sabor de ambos y evocar sensaciones únicas e irrepetibles.
Valores compartidos: untuosidad y astringencia
El chocolate es un producto que se obtiene a partir de las semillas de cacao, una fruta de origen tropical con propiedades beneficiosas para el organismo que crece en lo alto del árbol del cacao. Para la elaboración del chocolate se extrae el polvo y la manteca de cacao. Después se mezcla con azúcar, leche y otros componentes.
Las cualidades organolépticas de los vinos y el cacao crean armonía en conjunto. Se trata de dos productos con características similares. Tanto el vino como el cacao poseen aromas frutales y florales, polifenoles y astringentes que evocan las mismas sensaciones. Por esto precisamente son dos productos que casan a la perfección, aunque siempre hay que tener en cuenta el concepto de equilibrio entre ambos.
Por un lado, la cantidad de manteca que posea el chocolate en su composición provocará que sea más o menos untuoso. A la hora de maridar chocolate y vino hay que tener especial cuidado con la cantidad de grasa, puesto que el exceso puede crear una película alrededor de las papilas gustativas y camuflar otros sabores.
Además, el cacao en bruto se caracteriza por tener un sabor amargo y astringente. Esto se produce por la presencia de taninos, la misma sustancia que se puede apreciar en los vinos. Un chocolate será más astringente cuanto mayor sea su porcentaje de cacao.
Vino y chocolate, ¿acierto o error?
Maridar consiste en combinar dos elementos, generalmente comidas y bebidas, con el objetivo de potenciar y mejorar sus características. Un buen maridaje es aquel que consigue un alto grado de satisfacción a través de los 5 sentidos: olfato, gusto, tacto, vista y oído.
Para la elaboración de una cata de vino y chocolate, lo primero y más importante que hay que hacer es buscar dos productos de calidad. Disfrutar de un buen vino con un chocolate sencillo puede no garantizar una experiencia plena de maridaje.
El siguiente paso será buscar el equilibrio entre la intensidad de ambos productos para que los sabores no se solapen entre sí. Por ejemplo, no podemos escoger un vino excesivamente dulce y maridarlo con un chocolate muy puro (90% cacao), puesto que uno de los dos pasará desapercibido.
Para no equivocarse en la elección y encontrar dos productos que sean afines entre sí, que se complementen y con los que seamos capaces de captar todos los matices y sensaciones, se debe atender a tres características principales: dulzor, aromas y acidez.
Elegir el vino adecuado para cada tipo chocolate
Si lo que quieres es acertar con la elección y disfrutar de una experiencia plena, te proponemos algunas claves que deberías tener en cuenta a la hora de escoger el vino y el chocolate, de forma que se complementen entre sí:

Tarta de 3 chocolates del Restaurante Raíz
Chocolate blanco
Los chocolates blancos son los más dulces que podemos encontrar en el mercado. Están elaborados a partir de un alto porcentaje de manteca de cacao, poseen gran cantidad de leche, azúcar refinado y un toque de vainilla.
Es por ello que la mejor combinación para este tipo de chocolates son los vinos suaves, como por ejemplo, nuestro Raíz Rosado. Elaborado con nuestras mejores uvas, las mismas que utilizamos en Raíz Profunda y Raíz Voy Olé. Es un vino fresco, ligero y afrutado como un blanco, pero con el cuerpo e intensidad de un tinto.
Chocolate con leche
El chocolate con leche es quizá el más comercializado. Gusta a todo el mundo por su cremosidad y dulzor bien integrados. Se elabora a partir de un 40% de cacao, manteca de cacao, leche en polvo, lactosa, azúcar y extracto de vainilla.
Al igual que en el caso anterior, los chocolates con leche requieren vinos frescos y afrutados, que no tengan mucho cuerpo, pues dicha característica podría desintegrar algunos matices del dulce.
En este sentido, nuestra apuesta sería un Raíz de Guzmán Crianza, un vino que se caracteriza por su gran largura y deliciosa acidez. Tiene un sabor a frutos rojos, con tonos mentolados y ahumados que surgen en la vía retronasal. Un clásico que nunca falla…
Chocolate negro
El chocolate puro se caracteriza por ser el más potente y amargo de todos los chocolates. Bien es cierto que existen diferentes intensidades de estos chocolates que van desde el 70 al 100% de cacao en su composición.
Como es lógico, buscaremos la armonía en los sabores, es decir, un vino con cuerpo y sabor intenso que fusione a la perfección las cualidades de ambos productos y que se convierta en la fusión ideal. Desde Bodegas Raíz de Guzmán te proponemos nuestro vino de autor, Raíz Profunda.
Un vino elaborado con nuestras mejores uvas tempranillo con sabor a maderas finas y balsámicos. Un vino potente y estructurado que destaca por su largura, su tanino marcado y aromas a tierra mojada, torrefactos y miel.
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