Con el calor del verano, repunta en nuestro país el consumo del vino rosado. La confusión entre rosado y claretes muy habitual a la hora de pedir o comprar un vino. Sin embargo, existe una gran diferencia entre el vino rosado y el clarete basada en la elaboración y el tipo de uva.
Para empezar, es conveniente aclarar que, estrictamente, el vino clarete no existe bajo ese nombre sino que se clasifica dentro de los rosados, pero como la distinción es común, incluso entre los expertos, conviene ahondar un poco más en las diferencias entre la elaboración del clarete y el resto de rosados.
¿Cómo se elabora el clarete?
En el origen del clarete, en la Francia en el siglo XVII, se encuentra la respuesta a uno de los mitos más extendidos (y más veces aclarado) sobre el vino rosado. Se dice que antiguamente el clarete se obtenía mezclando vino tinto y blanco, esta práctica está ahora específicamente prohibida por la Unión Europea.
El clarete se elabora mezclando los mostos, que no el vino, de tinta y blanca. Una vez juntos, se procede a una fermentación parcial en la que los hollejos tintos transmitirán el color, los aromas y los taninos a la bebida. En los claretes, la fermentación tiene lugar en presencia de hollejos, aunque con buena proporción de uvas blancas, de forma que se consigue un vino con poco color, de un rosa más claro. Mientras que para los rosados, la fermentación se desarrolla sin la presencia de hollejos, es decir, el mosto pigmentado fermenta sin partes sólidas.
¿Cómo se elabora el rosado?
Para elaborar el vino rosado se utilizan principalmente dos técnicas:
Rosado de prensado directo
La mezcla de uva blanca y tinta, no del vino, se estruja y se prensa para posteriormente ser sometida a un proceso de maceración corto. Este es el proceso en el que el vino adquirirá su característico color.
Sangrado
El vino Raíz Rosado se elabora mediante esta técnica, que, en lugar de mezclar uvas o mostos, se realiza solo con uva tinta. La uva pasa por un proceso de maceración corto. Después, los bodegueros la sangran y la introducen en otro depósito, en el que se llevan a cabo los procesos de fermentación apartada de los hollejos.
Raíz Rosado se hace con el sangrado de la uva con la que se elabora Raíz Profunda, el vino de autor de Bodegas Raíz, lo que asegura una muy alta calidad. El resultado es capaz de juntar el cuerpo propio de un tinto y el frescor que caracteriza al blanco.
Cuando se interrumpe la maceración y el mosto se separa de los hollejos, la fermentación alcohólica de Raíz Rosado se realiza a fuego lento. El proceso tarda 30 días y a una temperatura siempre por debajo de los 13 grados.
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