Teniendo en cuenta las denominaciones de origen, uvas empleada en la elaboración o el tiempo de crianza, cada vino adquiere unas características y personalidad únicos. Si quieres convertirte en un erudito o erudita, abrimos el diccionario enológico para definir la cualidad que asocia a los vinos redondos.
¿Qué es el cuerpo del vino?
En las catas de vino, ya sea horizontal, vertical o ciega, el cuerpo del vino juega un papel fundamental a la hora de valorar la bebida y puntuarla consecuentemente en base a unos criterios de calificación.
Como ocurre con las personas, cada vino se caracteriza por un signo propio de autenticidad. No existen dos vinos iguales y por este motivo, todos tendrán un cuerpo distinto.
Centrándonos en el término, el cuerpo del vino se asocia al grado de intensidad de las sensaciones sápidas y trigeminales de la bebida que surgen en la boca del catador. Palabras como ”consistencia» y “densidad” lo definen a la perfección.
Por lo general, el cuerpo es una característica que suele definir a vinos con axiomas distintivos. Estos son algunos de ellos: fuerza, opacidad y amplios matices gustativos.
Características de un vino redondo
Una vez definido el cuerpo, se puede ahondar en otra característica fundamental de este tipo de bebida: los vinos redondos. Una cualidad que se refiere al sabor de la bebida.
También conocidos como vinos aterciopelados. Son aquellos en los que la estructura del alcohol, los aromas (primarios y secundarios), la madera y los taninos se encuentran armónicamente integrados.
En este tipo de vinos, se eliminan las aristas en su totalidad. Al catarse se deslizan desde la boca hasta que termina en el estómago sin dejar un sello distintivo negativo.
Por consiguiente, cuando el vino entra en la boca del catador, se convierte en una experiencia de agradable retrogusto y con persistencia, sin sobrepasar aromas y sabores.
Aunque no es una regla general, normalmente los vinos con cierta crianza en botella suelen ser más redondos que los jóvenes. El motivo principal es esa estabilización de matices de la que hablábamos.
Diferencias entre un vino equilibrado y uno redondo
A pesar de lo que mucha gente piensa, la cualidad de equilibrio y redondez en los vinos no es lo mismo. Esta divergencia depende de pequeñas gradaciones que comentaremos a continuación.
Como decíamos, los vinos redondos son aquellos vinos que mantienen un agradable sabor y ligereza en boca, de tal forma que, sus componentes actúan en completa armonía.
En la otra cara de la moneda están los vinos equilibrados. Aquellos en los que los componentes se complementan, pero en los que puede destacar uno sobre otro. El equilibrio se determina en base a los siguientes factores: dulce, ácido y amargo.
Un claro ejemplo de lo que se entiende por vino redondo es nuestra joya de la corona: Raíz Profunda. Un vino espléndido en boca, de tanino marcado y centro carnoso.
Destaca por su amplitud de sabores a maderas finas, balsámicos y torrefactos y además, por ser un vino potente, estructurado, amplio y con largo retrogusto.
En conclusión, los vinos equilibrados pueden tener aristas y alguno de sus componentes puede destacar sobre el resto. Por el contrario, los vinos redondos no pueden tener aristas y sus componentes deben actuar en completa armonía.