Parecía que no iba a pasar nunca, pero por fin ha llegado el verano. Hace calor y apetecen cosas frescas y ligeras, con un punto ácido que incremente la sensación de frescor y, a ser posible, con un toque afrutado sin que sea empalagoso. Te ayudamos a disfrutar del vino en estos días de calor que vienen.
Respeta la temperatura de servicio
Los maridajes de estación hablan justamente de este tipo de elecciones: preparaciones frescas o frías en el verano, acompañadas con vinos que sean servidos a bajas temperaturas. Así que si estás en la playa o en una terraza, pide que se respete la temperatura de servicio.
Por ejemplo, el vino rosado o espumoso debería estar conservado en una cava a bajas temperaturas. Y para mantener la temperatura, deberías tener a mano la típica cubitera con hielo para conservar el frescor del vino a pesar del calor.
Elige el vino adecuado

Con el calor el cuerpo siempre estará más dispuesto a recibir bebidas y alimentos contrapuestos a la temperatura del ambiente. Motivo por el cual los vinos más frescos y ligeros son los ideales para el verano.
Un vino fresco, con buena acidez, pero, al mismo tiempo, dejando el recuerdo en boca a flores y a fruta roja, es justo lo que pide el cuerpo cuando hace calor.
Ten en cuenta la acidez
La acidez de un vino blanco o rosado joven es la espina dorsal. Es el alma de cada botella. Es lo que hará que te refresque en el verano, y además será el sostén del maridaje que escojas.
Para acertar, te recomendamos Raíz Rosado, con la frescura, los aromas e incluso la densidad de un blanco y la estructura y la largura de un tinto.
Cualquier ocasión es buena
Este vino no distingue de horarios, y menos en verano. Lo puedes tomar de aperitivo antes de comer, solo o combinándolo con el picoteo tradicional: frutos secos, patatas fritas…
Eso sí, si con algo marida bien el rosado es con el marisco. Pruébalo con unas gambas, unas almejas, unas zamburiñas o unas navajas a la plancha. ¡Te sorprenderá!
En las comidas, marida bien prácticamente con todo, aunque su pareja estrella son los pescados. El vino rosado queda genial con la merluza, el bacalao, el rodaballo, la raya y otros pescados blancos y azules.
Y por supuesto, se disfruta mucho con sushi. También marida con recetas frescas, como cremas frías o ensaladas, tan típicas del verano. Prueba a tomarlo con una ensalada campera o una de pasta.