A la hora de enfriar el vino, debes tener en cuenta que no le sientan bien los cambios bruscos de temperatura, ni de frío a calor ni de calor a frío. Lo ideal es que tengas una nevera específica, que mantenga una temperatura óptima y constante. Si no es así, sigue estos trucos y consejos para aprender cómo se enfría el vino.
Qué no hacer
Partamos de la base de lo que no se puede hacer. Bajo ningún concepto debes recurrir al hielo. El vino perderá todas sus características, se aguará y lo notarás en su sabor, su olor y su densidad. Tampoco es conveniente que recurras al congelador, aunque, en caso de emergencia, esta opción es mejor que la de los cubitos.
Qué hacer
Nevera
Lo mejor para enfriar el vino es meterlo en el frigorífico hasta que haya alcanzado su temperatura óptima. A un tinto le bastan unos 40 minutos. En ese caso, recuerda sacarlo unos 5 minutos antes de beberlo para que se atempere. Si lo tienes a temperatura nevera durante mucho tiempo, sácalo una hora antes para que, cuando vayas a beberlo, su temperatura sea adecuada.
Los blancos y los rosados deben servirse fríos, como te comentamos en este post sobre la temperatura a la que se sirve el vino. Guárdalos en la nevera, al menos, durante dos horas y media.
Recuerda que la temperatura a la que lo sirvas incidirá muchísimo en tu percepción del vino, sus olores y sabores. Es importante que sepas a qué temperatura se sirve, algo que depende de factores como la tipología o el tiempo de crianza.
Cubitera
No puedes poner hielo al vino, pero sí puedes utilizarlo en una cubitera. Llénala con cubitos y agua e introduce tu botella. Si tienes prisa, también puedes añadir sal para acelerar el proceso de enfriamiento. Pero recuerda, nunca en la copa de vino.
Funda
Las tiendas de vino suelen vender fundas especiales para enfriar el vino, también llamadas camisas. Se trata de unos envoltorios para las botellas que van rellenos de gel. Si los guardas en el frigorífico, el gel absorberá el frío y lo trasladará, después, a la botella.