A nadie le amarga un dulce y menos si hablamos de las yemas de Santa Teresa. Un sencillo, pero espectacular postre propio de la provincia de Ávila que no puede faltar en las sobremesas. Te explicamos cómo puedes prepararlo y con qué acompañarlo.
Origen e historia
La historia de las yemas de Santa Teresa está envuelta en una vorágine de misterios, existiendo diversas versiones que muestran su origen. Una de ellas admite que provienen de la gastronomía árabe y que se estandarizaron en España a raíz de la conquista musulmana.
Otra versión narra que este dulce típico de Castilla y León proviene de la repostería monacal de origen artesano del convento Santa Teresa de Ávila antes de que se produjese la Reforma Carmelitana.
Sin embargo, el verdadero origen del que se tiene constancia se remonta al siglo XIX en una pequeña confitería de la ciudad de Ávila. Por aquel entonces se conocía como “La Dulce Avilesa”, pero con el tiempo fue renombrada por “La Flor de Castilla”.
Allí, Don Isabelo Sánchez, dueño y fundador, elaboró las primeras yemas de Santa Teresa, denominadas así en honor a Santa Teresa de Jesús. Dado el éxito de los dulces entre el público abulense, decidió registrar la marca a fin de evitar a los imitadores.
La época dorada para la pastelería fue entre 1950 y 1960. No obstante, con los años atravesó un bache económico, por lo que tuvieron que recurrir a Julián Gil, un jurista amigo de la familia que cambió el modelo de negocio y que acabó convirtiéndose en el nuevo dueño.
El exabogado y su familia apostaron en todo momento por mantener la tradición, aunque veían imprescindible incorporar nuevos productos y abrirse a nuevos mercados para ampliar los horizontes de la pastelería.
Ingredientes yemas de Santa Teresa
Desde su origen, la receta de las yemas de Santa Teresa ha mantenido la tradición en relación a sus ingredientes y método de elaboración. Esto es lo que necesitarás para preparar 20 -25 esferas de este delicado dulce.
- 12 yemas de huevo
- 200 gramos de azúcar.
- 200 – 300 gramos de azúcar glas.
- 100 mililitros de agua.
- Piel de limón.
Método de elaboración
El primer paso es limpiar los huevos con un paño húmedo y acto seguido, separar la clara de la yema. Es un proceso bastante delicado y laborioso por lo que hay que dedicarle tiempo y paciencia. Reserva las yemas para más adelante.
El siguiente paso es preparar el almíbar. Para ello, hay que poner a cocer a fuego lento el agua, el azúcar y la piel de limón. Retirar el almíbar antes de que adquiera color o en su defecto, a los 105ºC si cuentas con un termómetro de cocina.
A continuación, con una varilla metálica hay que batir las yemas y verter el almíbar. Después, poner a cocer a fuego lento la mezcla resultante sin dejar de remover durante unos 30 minutos hasta que la masa se separe de las paredes de la olla.
Una vez lista la masa, colocar en un recipiente limpio y dejar reposar unas 4 – 5 horas. Transcurrido ese tiempo, se debe preparar una hilera con la masa y cortar en secciones para redondear esferas de unos 2 centímetros de diámetro aproximadamente.
Para evitar que se pegue la masa a las manos es recomendable espolvorear el azúcar glas antes de redondear o, si lo prefieres, utilizar unas gotas de aceite vegetal en cada yema y espolvorear el azúcar glas después.
¡Listo! Ya están listas las yemas de Santa Teresa. Para decorar el postre puedes utilizar moldes de papel blanco. Guárdalas hasta que llegue la hora de servirlas y recuerda que es un dulce muy delicado, no las superpongas o se deformarán.
Un dulce para otro dulce
Quizá pienses que lo mejor para acompañar un postre es un café o una infusión, pero apostamos a que nunca se te había ocurrido descorchar un vino para maridar las yemas de Santa Teresa. En Bodegas Raíz de Guzmán, creemos firmemente que las yemas potenciarán sus cualidades acompañados de un Raíz Rosado. Un vino con características a pura fruta, frescura y deliciosa acidez que aportarán un toque especial a la textura suave y delicada de las yemas. ¡Una explosión de sabor!