Sales a cenar y te apetece tomar vino. El camarero o el sumiller trae la carta. Cuanto más lees, más dudas te surgen. Los comensales se escaquean, “elegid vosotros”, dicen tus compañeros de mesa. ¡Toma las riendas! Te damos unos trucos para elegir el vino en un restaurante y acertar.
1. El aperitivo
Lo más probable es que lleguéis al restaurante con el estómago vacío, así que es recomendable que no os lancéis directamente a por el vino principal de la cena. Opta por una opción suave y frutal con la que ir abriendo boca, por ejemplo, un 9 Meses o un Crianza.
Deja los vinos más complejos para cuando avance la velada y los platos comiencen a ser más intensos. Los sabores se resaltarán entre sí y disfrutaréis más tanto de la comida como de la bebida.
Ten en cuenta que el aperitivo es un prólogo. Igual que, cuando se trata de comida, te lo tomas como un picoteo, si sois pocos, no pidas una botella entera para el aperitivo. Además, la mayoría de los restaurantes tienen opciones por copas, lo que resulta muy positivo para esta fase de la cena.
2. Primero, la comida
Para saber qué vino principal elegir en un restaurante, es esencial que primero sepas qué vais a tomar. Como te comentamos cuando te hablamos de las claves del maridaje lo principal es que haya un equilibrio entre comida y bebida.
Si no existe ese equilibrio, la comida anulará a la bebida o viceversa. Si hay equilibrio, cada bocado se potenciará con cada trago. Por eso es importante que escojas primero la comida. Cuando tengas claro cuál va a ser la intensidad de los platos, lánzate a por el vino.
Platos ligeros llaman a vinos ligeros, jóvenes y frutales. Platos intensos llaman a vinos potentes, con más cuerpo y largura y notas más complejas propias de un proceso de crianza más largo. Un reserva o un vino de autor se ajustan a estas características.
3. Ante la duda, opción intermedia
Si dudas, lánzate a por una opción intermedia, que pueda ajustarse a cualquier plato, algo versátil, como un crianza. Si sois varios en la mesa, además, es más fácil que esta opción guste a todos. Otra alternativa es dejarte aconsejar. Ponte en manos del sumiller y déjate guiar.
Cuando llegue la botella, la abrirán delante de ti y os preguntarán quién lo prueba. Es una forma de verificar que está en condiciones óptimas para su consumo. Si lo has elegido tú, lo lógico es que también lo pruebes tú. En tal caso, consulta nuestra guía para probar el vino en un restaurante y aprende algunos trucos muy útiles.
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