¿Cómo afecta la nieve al viñedo? ¿Qué consecuencias tendrá para las plantas? Filomena ha llegado a España dejando una estampa mágica de nieve a su paso. Las redes sociales se nos han llenado de gente haciendo muñecos en la Puerta del Sol, esquí en plena Castellana y paisajes blancos que parecen salidos de una postal navideña.
También la Ribera del Duero se ha llenado de ese aura invernal, dejando a su paso unas imágenes únicas. Todo esto trae consecuencias para los cultivos. Ignacio Figueroa, enólogo de Bodegas Raíz de Guzmán, responde a las cuestiones sobre los efectos de la nevada en el viñedo.
La nieve, una capa de protección para las plantas
“La nieve crea una capa de protección en cualquier vegetal, no solo en el viñedo”, explica Figueroa. “Estas nieves que tenemos estos días, al depositarse y establecerse en el suelo e incluso sobre las plantas, las protegen de los hielos, es como una manta protectora, como una pelliza para los vegetales”.
El especialista hace hincapié en que esa protección hace efecto no solo sobre la vid como tal, sino también sobre el terreno, que, gracias a la nieve, “no pierde calor”: “Todos los microorganismos que hay en el terruño no sufren”.
De este modo, el efecto es como “un abrigo”, que resguarda a la naturaleza, actuando como un escudo “tanto de los vegetales, los árboles, la viña, la tierra… frente a las posteriores heladas”.
Qué pasa cuando la nieve se derrite
“Otro efecto que produce la nieve es que, al licuarse, se filtra muy bien en la tierra, poco a poco, conforme se va derritiendo. Es un agua muy aprovechada por el suelo, es una filtración positiva”, afirma el experto.
Una nevada como la que Filomena nos ha traído estos días a la Ribera del Duero es más positiva que cuando llegan temporales en forma de chubascos: “Cuando caen lluvias torrenciales, el agua apenas cala, porque se va por escorrentías rápidas, se va a los ríos, a los lagos, pero no llega a empapar en profundidad”.
“La nieve lo bueno que tiene es que es una reserva de agua. Se va derritiendo, se va filtrando en el terreno y va mojando el primer metro de tierra, que es donde se asienta el 90% de las raíces de los árboles”, explica Figueroa.