Trabajadora, tenaz, incansable. “¡Aquí no para nadie!”, dice. Entras en Bodegas Raíz de Guzmán y lo mismo la encuentras al teléfono, cerrando una venta con un cliente extranjero, recogiendo uva (en época de vendimias), o remontando vino. Cayetana Santos es la directora de Bodegas Raíz de Guzmán y quesos Páramo de Guzmán. De su mano descubrimos el porqué del éxito de sus productos.
El vino, un estilo de vida
“El vino es una pasión, un estilo de vida”, explica Cayetana. Pasión es una de las palabras más repetidas en Bodegas Raíz de Guzmán, porque realmente se respira en sus trabajadores y trabajadoras, en los viñedos, en las instalaciones. El vino es el nexo de unión de todo. Su producción implica un trabajo muy sacrificado, tanto físico como mental. Por eso es básico que se entienda como una forma de vivir.
«Nunca desconectas, pero es que tampoco quieres desconectar»
Cayetana Santos.
“Esto es mucho más que un trabajo”, explica. Eso la lleva no solo a esforzarse al máximo, también a ir a ferias, a visitar otras bodegas, a probar otros vinos de la Ribera del Duero y de otras denominaciones de origen y, cuando llega el fin de semana, a chatear con amigos y familia: “Nunca desconectas, pero es que tampoco quieres desconectar”.
Creer en el producto

“Somos una bodega pequeña, lo hacemos todo entre 9 personas”, explica Cayetana. Entre la plantilla de Raíz y Páramo de Guzmán hay personalidades diferentes con unos valores comunes: “Trabajamos duro, nos involucramos”. Y, ¿cómo se consigue eso? “Nos gusta nuestro producto, creemos en él”.
«Nuestros vinos son cojonudos»
Cayetana Santos.
Cada botella de vino Raíz de Guzmán y cada queso Páramo de Guzmán encierra esa fe en el producto: “Nuestros vinos son cojonudos, nos esforzamos mucho por conseguir esa calidad y competir en un mercado tan difícil y, a la vez, tan bonito”, explica Santos.
Involucración

De la mano con los puntos anteriores, que exista una involucración con los productos, con los compañeros, con el trabajo, es fundamental: “Si quieres hacer algo estratosférico, te tienes que embarrar”, sentencia Cayetana. La directora de la bodega no solo supervisa cada proceso, también forma parte de él.
Se calza las botas y vigila la evolución de los viñedos Raíz, visita otros viticultores con los que trabaja hace años, negocia con los proveedores, vendimia y participa en los procesos de selección de uva, hace remontados, cata, embotella, etiqueta… Y todo con actitud positiva y buena disposición.

Y, como ella, el resto de las personas de la bodega. Ese espíritu es contagioso. Se ve en la manera en la que cada uno explica sus labores, se aprecia en las visitas con cata, de las que los participantes suelen salir encantados: “No contamos un rollo que nos sabemos de memoria, contamos lo que hacemos, con ganas y con ilusión”.
Ganas de ser mejores

Inconformismo, en el sentido más positivo de la palabra, es otra de las claves del éxito. “En Raíz siempre aspiramos a más”. Por eso es habitual que cada añada supere a la anterior en calidad. Piensas que no puede haber un crianza mejor que Raíz Crianza 2015 y, de repente, llega el 2017, que está aún mejor.
«En Raíz siempre aspiramos a más»
Cayetana Santos.
Pero eso también se nota en los nuevos productos: “Solo los sacamos cuando estamos muy seguros de que van a dar la talla”, dice Santos. Así nació, por ejemplo, Raíz Voy Olé hace dos años. Su acogida en el mercado refuerza la afirmación de la directora.
Este vino sin precedentes en la Ribera del Duero se ha convertido en poco tiempo en uno de los emblemas de la casa, porque reúne los valores de los que hablábamos más esa valentía: “Nos lanzamos a hacer algo que no se había hecho antes en esta zona y estamos muy orgullosos del resultado”.

De cara al futuro… “Tenemos otras cosas preparadas”. Las barricas de Raíz encierran secretos que llegarán en el momentos preciso, en el punto justo de envejecimiento. No podemos desvelar mucho más, pero sí podemos asegurar que serán como todo en esta bodega: únicos, sorprendentes y de altísima calidad.