El enoturismo es una nueva forma de descubrir la cultura vitivinícola. Por ello, además de cuidar la calidad del producto hay que tener en cuenta otros factores como las visitas guiadas, la gastronomía y el arte.
En este contexto, se ha vuelto de especial interés la arquitectura propia que transmita la misión, visión y filosofía de la bodega. Para que vivas de cerca la arquitectura del vino, te proponemos un viaje por las 5 bodegas más curiosas del mundo. ¡Comenzamos!
Bodega Clos Apalta (Chile)

En primer lugar, viajamos a América del Sur para conocer un templo del vino con diseño e historia extraordinarios. Nos referimos a la bodega Clos Apalta, situada en el Valle de Colchagua (Chile).
Este edificio, obra del arquitecto chileno Roberto Benavente, está formado por más de 4.600 metros cuadrados, tiene 25 metros de altura y es dividido en seis niveles. Se aloja en el cerro de una montaña y otorga unas panorámicas magníficas (visita obligada para todo winelover).
Lo que más nos llama la atención del diseño de Benavente son sus 24 curvas de madera (similares a una corona) que rodean la estructura y cuyo objetivo es representar el período de maduración del vino.
La bodega Clos Apalta es el claro ejemplo del eclecticismo. Junto a la madera, destaca el vidrio y el acero, materiales que se funden en armonía con la frondosa naturaleza del Valle de Colchagua.
Curiosamente, las viñas fueron traídas desde Francia en el año 1994 por Alexandra Manier Lapostolle, descendiente de una longeva familia francesa productora e vinos, y Cyrill de Bournet.
Bodega O Furnier (Argentina)

No podíamos irnos de América del Sur sin hacer mención a una bodega equipada con la última tecnología basada en un sistema gravitacional para la producción de vinos naturales. Estamos hablando de O Furnier.
La bodega es propiedad de la familia Ortega Gil-Fournier y se sitúa en el Valle del Uco, a 130 kilómetros de la ciudad de Mendoza. Esta moderna construcción fue creada por Bormida & Yanzon Arquitectos, especializados precisamente en arquitectura de bodegas.
El edificio está rodeado de montañas y unifica acero inoxidable y vidrio. Dos materiales contemporáneos que dotan a la estructura de un aire futurista. Recuerda a una placa fotovoltaica de la que nacen dos brazos en pendiente (forma de acceder a la parte superior).
O Furnier alberga en su interior más de 2.800 barricas, aunque la producción de vino no es su único objetivo, también buscan transmitir la cultura vitivinícola a todas aquellas personas que deseen visitar sus instalaciones.
Bodega Darioush (Estados Unidos)

Aterrizamos en la costa oeste de los Estados Unidos para hacer una visita exprés a la bodega Darioush, un edificio muy característico fundado en el año 1997 por Darioush y Shahpar Khaledi y diseñada por los arquitectos Ardeshir y Roshan Nozari.
La estructura resulta especialmente singular porque aunque esté ubicada en Napa (California), te transporta directamente a Oriente Medio. Su diseño clásico, materiales y ornamentación rinden homenaje a Persépolis (550 -330 a.C), lo que hoy conocemos como Irán.
Bodega Petra (Italia)

Regresamos a Europa para visitar Petra, una imponente bodega italiana con vistas al mar Tirreno ubicada en Suvereto (Toscana). Se aloja en las colinas de Val di Cornia, una zona de gran tradición vitivinícola.
El edificio cuenta con 7.200 metros cuadrados y su espectacular estructura de arte contemporáneo es obra del arquitecto suizo Mario Botta, mundialmente conocido por diseños como, por ejemplo, el Museo de Arte Moderno de San Francisco (EEUU).
El núcleo principal de Petra se basa en un cilindro en pendiente coronado por una azotea ajardinada a la que se puede acceder por medio de unas escaleras. De ahí se ramifican dos brazos laterales revestidos de piedra rosa de Verona.
Bodega Château Cheval Blanc (Francia)

Sin alejarnos demasiado, nos trasladamos a Burdeos (suroeste de Francia), otra zona de gran tradición vitivinícola. Allí visitaremos la bodega Château Cheval Blanc (declarada Patrimonio de la Humanidad), del arquitecto Christian Portzamparc.
El edificio cuenta con un área de 5.250 metros cuadrados revestidos, en su mayoría, por muros de hormigón blanco. Para diseñar la estructura, Portzamparc se inspiró en las cubas de fermentación de cemento del enólogo. El resultado es una muestra de la integración de arquitectura y paisaje. Esta espectacular construcción curvilínea funde sus trazos sinuosos con la naturaleza, emulando una colina del viñedo.
Pues en España tenemos dinastía vivanco que es muy bonita