Tintos
Si sirves un vino tinto demasiado caliente, el alcohol adquirirá demasiada presencia, tanto al olfato como al gusto. Sus aromas y sabores más fuertes restarán protagonismo a las características positivas del vino.
Cuando está demasiado frío, las bajas temperaturas impedirán que el vino libere sus matices. Por tanto, tanto un extremo como otro, incidirán de forma negativa en cómo percibas el vino.
El tiempo de crianza del vino tinto marca su temperatura idónea. Un tinto joven admite entre 13 y 15 grados. Un crianza, entre 16 y 18 grados. Cuando hablamos de tintos con más tiempo en barrica, reservas, grandes reservas y vinos de autor, es recomendable que la temperatura sea más elevada, a partir de 19 grados.
Si no tienes forma de medir la temperatura, te recomendamos que lo guardes en la nevera y lo saques unos 30-40 minutos antes de tomarlo.
Rosados y blancos
El rosado se sirve frío o no se sirve. Lo mejor es que lo tomes a alrededor de 6 grados centígrados. Así estará frío, sin impedir que salga toda la fruta que contiene. Por el mismo motivo, esto también es aplicable a los blancos jóvenes.
Los blancos crianza piden temperaturas un poco más altas, para que se puedan apreciar los aromas que desarrollan durante el tiempo en barrica. Te recomendamos unos 10 grados.
Temperaturas recomendadas
Tinto joven: 13-15ºC.
Tinto crianza: 16-18ºC.
Tinto reserva en adelante: 19ºC.
Rosado: 6ºC.
Rosado con crianza: 10ºC.
Blanco joven: 6ºC.
Blanco crianza: 10ºC.
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