Castilla y León es tierra de vinos y buen comer, la unión perfecta. Especialmente en invierno, cuando el frío arrecia, la temporada da productos más contundentes y los estómagos parecen más preparados para un banquete, las recetas castellanoleonesas brillan con luz propia y acompañan de maravilla a los vinos Ribera del Duero. Lechazo, cochinillo, morcilla, chuletillas de lechazo y alubias con chorizo. Te traemos cinco platos típicos de Castilla y León para maridar con vino tinto.
Lechazo
El lechazo es el compañero perfecto del vino tinto. Proviene de las razas churra, castellana u ojalada y tiene Indicación Geográfica Protegida Lechazo de Castilla y León y está sometido a un Consejo Regulador que asegura y reconoce la calidad de este manjar.
Cocinarlo es todo un arte. El cordero lechal se prepara con poco más que agua y sal, al horno, en una cazuela de barro. Lo más importante es el control del horno y el producto, que debe ser de máxima calidad. El resultado es una carne muy tierna recubierta de un exterior crujiente y delicioso.
Chuletillas de lechazo
El lechazo también se utiliza para elaborar chuletillas a la parrilla o al horno. Sal, ajo y algo de romero son suficientes en el cocinado de este plato que está para chuparse los dedos (literalmente, porque la mejor opción es comerlo con las manos, protocolos aparte). Un Crianza les va de lujo.
Cochinillo
El otro gran abanderado del horno castellanoleonés es el cochinillo, además del lechazo, especialmente popular en Segovia, donde posee la Marca de Garantía. Esto implica un control sobre la zona de producción, la explotación y las características del producto.
Como en el caso del lechazo, el secreto está en el producto y en la maestría a la hora de asarlo, también con poco más que agua, manteca y sal. La piel queda muy crujiente y el sabor es tan intenso que suele maridar de lujo con un Ribera del Duero con crianza, un Reserva, por ejemplo.
Morcilla
La morcilla castellanoleonesa es popular en toda España. Elaborada con arroz, lo normal es servirla cortada en rodajas y frita. Hay dos elementos fundamentales: el pan y el vino. De hecho, una cena deliciosamente calórica es un bocata de morcilla con pimientos y una copa de vino tinto. Prueba con un Crianza y disfruta.
Alubias con chorizo
La potencia de su sabor también te permite descorchar un Ribera del Duero con bastante tiempo de envejecimiento. Las alubias con chorizo son un plato invernal que sienta de maravilla. Solo tienes que imaginarte tomando una cucharada caliente en un frío día castellanoleonés.
Si cocinas tú y quieres triunfar, busca alubias con Indicación Geográfica Protegida de El Barco de Ávila o con Marca de Garantía Judión de la Granja.
¿Se te ocurren más recetas castellanoleonesas para acompañar tu vino tinto? ¡Háblanos de ellas en los comentarios!