El maridaje no es una ciencia exacta y depende de los gustos de cada
persona. Sin embargo, en base a las texturas, a la intensidad y a la forma de cocinarlos, entre otros factores, hay unos vinos que “pegan” más con ciertos platos o alimentos. Os damos unas claves para triunfar con el maridaje del vino tinto.
Queso
El primero de la lista, el más obvio, el clásico con el que nunca se falla. Dicen que aquello de “que no te la den con queso” viene de los tiempos en los que se mandaba al recadero de la casa a por la compra, con la advertencia de que el tendero no le diera a probar el
vino con queso, dado que, con este acompañante, el vino siempre sabe mejor.
¿Qué quesos escoger? Eso ya es cuestión de gustos. Lo mejor es combinar varios y hacer una tabla que abarque desde pastas hasta algún curado, con leche de vaca y de oveja, y algún azul para terminar. Te recomendamos
Páramo de Guzmán, queso curado de oveja churra y perfecto maridaje para vinos Raíz.
Si quieres acompañar la tabla con
distintos vinos, haz que haya armonía en la intensidad de ambos. Sigue con la bebida la misma regla que con el queso: empieza por el más suave y acaba con el más intenso.
Carne
La carne roja hecha a la brasa o al carbón, sin salsas que la enmascaren, permite escoger un vino con cuerpo y matices. Uno ensalzará al otro. Un
tinto reserva potente, concentrado y con largura es la opción perfecta para acompañar una chuleta, un solomillo o un steak tartar, por ejemplo.
Otras carnes como el lechazo o el cerdo también encajan bien con los tintos. Es importante que cuanto más intenso y pesado sea el plato que vayamos a comer más intenso, con mayor tiempo de maduración y mayor concentración de taninos debe de ser el vino con el que lo sirvamos. La clave está en encontrar el equilibrio entre comida y bebida.
Pescado
Sí, pescado. La creencia popular afirma que este alimento solo casa con blancos. Es cierto que el marisco y los pescados blancos como la merluza o el mero tienden a “pegar” más con vinos del mismo color. Sin embargo, ya es hora de desmontar los mitos. Por ejemplo,
la raya también es pescado blanco y su versión a la mantequilla negra funciona fenomenal con un crianza.
El salmón, la trucha y el atún, en cualquiera de sus variantes, también son buenos compañeros del tinto. Escoge un vino tinto de acidez elevada y baja concentración de taninos. Acertarás.
Pasta
El vino a escoger para cada tipo de pasta dependerá, principalmente, de la salsa. El pesto y las opciones marineras, con almejas, gambas y pescado y marisco en general agradecen más un blanco o un champagne. Las boloñesas, las salsas de queso o de setas, en cambio, encajan mejor con tinto.
¿Qué tinto? Con un
crianza vas sobre seguro. Los sabores estarán equilibrados y no se enmascararán entre ellos. Si la salsa es muy intensa, puedes apostar por un vino con más cuerpo y largura, que asegurará una doble explosión de sabor.
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